Me encontraba yo comprando
cuando una abeja me molestaba.
Mientras me preguntaba si la espantaba,
me sorprendió susurrando...
"Nadie me está escuchando,
te ví distinto y me preguntaba
si este buen mozo me ayudaba,
aire fresco estoy buscando.
Es tal ya mi tortura,
que temo dejarme clavada
en un arrebato de locura"
Para evitar tamaña herida,
la acompañé con premura,
a la puerta de salida.
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