Todos estos años temiendo
que el padre de mis hijos
se estaba muriendo.
Y lo que no percibía
es que eran ellos,
mis inocentes niños,
que al hacerse mayores morían.
Amor que con el tiempo partía,
dejando tras de si,
aromas dulces de travesía.
Poema incompleto porque si realmente ellos van viviendo, y con ello acercándose día a día a su propia muerte, también han recuperado a su padre y hoy viven como hijos, tan intensamente como seáis capaces.
ResponderEliminarGracia Julia x tu comentario. Para mi la muerte no es mas, ni menos, que una profunda transformacion. Al fin y al cabo todo, nos tambien, es energia. Un abrazo.
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